martes, 7 de diciembre de 2010

¿Una aspirina al día?

Se ha publicado recientemente en casi todos los medios de comunicación (prensa, radio y TV)la siguiente noticia:

Una aspirina al día con leche para evitar el cáncer

según ha publicado la revista médica "The Lancet", tomar una aspirina acompañada de un vaso de leche al día puede reducir la probabilidad de morir de varios tipos de cáncer...

El Erial os da su propia versión de los hechos


De todos los productos farmacéuticos fabricados por la germánica Casa Bayer, el más popular es sin duda la Aspirina, tal vez el medicamento más conocido y empleado por toda la humanidad, que ingiere 40 mil millones de estas píldoras cada año.

Y aunque existe otro fármaco creado por esta empresa casi al mismo tiempo que la Aspirina (es decir, durante el cambio del siglo XIX al XX), uno tal vez igual de conocido aunque menos empleado,
es comprensible que la Bayer actualmente no desee que su imagen corporativa sea asociada a este último para nada.

Porque se trata de la heroína.

Heinrich Dreser fue un científico alemán que
contribuyó a catapultar a la antigua casa de tintes y tinturas Bayer hasta convertirla en el gigante de la industria farmacológica, mientras trabajaba como jefe del laboratorio de la empresa, entre 1897 y 1914.

Aunque en su pueblo natal, Wuppertal, también nació el filósofo y revolucionario Friedrich Engels, hay quienes aseguran que, entre ambos,
fue Dreser el que más influyó en la historia del siglo XX.


Dreser fue artífice principal en el lanzamiento de la marca comercial Heroína - Hidroclorido, en 1898, para promocionar el uso de la diacetilmorfina, un derivado de la morfina, cuatro veces más potente que ésta, con un poder adictivo incalculablemente mayor.

Ranas y conejos de laboratorio fueron los primeros en recibir chutazos de la “reina de las drogas” (Dreser también fue el precursor en el trágico empleo de animales a nivel industrial para experimentar con los efectos de nuevas medicinas), pero el científico también hizo que algunos de sus trabajadores subalternos la probaran, y también la ensayó en él mismo.

A sus subalternos les pareció fantástica.
Uno de ellos comentó que la droga le hacía sentir “heróico”, sin saber que acababa de contribuir al bautismo de un monstruo.

Pocos años más tarde, este “monstruo” se vendía como jarabe y como inyección en las farmacias y boticas de toda Europa y Estados Unidos, publicitado como
un efectivo medicamento para remediar la tos y para aliviar la molestia causada por la dentición en las encías de los bebés lactantes.

"Es más efectiva que la morfina para calmar el dolor, es segura, y no crea hábito", mintió Dreser, cuando presentó esta "maravillosa" droga ante la comunidad científica alemana.

Los médicos y boticarios de Estados Unidos y Europa
comenzaron a ser bombardeados por la Bayer con muestras gratuitas de Heroína- Hidroclorido, para que se las recetaran a sus pacientes y clientes.


Las publicaciones científicas de la época la acogieron con gran entusiasmo, y llegaron a comentar que la heroína también podía ser eficaz en el tratamiento del asma, la bronquitis, la tisis y la tuberculosis.

Para 1899, Bayer estaba produciendo cerca de una tonelada de heroína anualmente, y
exportándola a veintitrés países.

Tuvieron que pasar más de veinte años para que fueran escuchadas las voces de protesta y advertencia de algunos médicos,
quienes denunciaron el peligro que implicaba la adicción a esta destructiva droga desde los primeros años de su comercialización. Y para que finalmente el gobierno de los Estados Unidos prohibiera la producción y distribución de heroína (1923).

Pero ya era
demasiado tarde.

¿Cuántos “
errores” como éste ha cometido la industria farmacéutica?

Los intereses monetarios se anteponen a los fines medicinales, y del poderío que ha adquirido en nuestro planeta la mafia que recibe el nombre de Industria Farmacéutica, uno de los sectores que más recursos financieros aporta a las campañas presidenciales de cualquier país desarrollado, especialmente en los Estados Unidos de Norteamérica.


En este país, el sector farmacéutico es el que más invierte en materia de
persuasión política”, superando los cuatrocientos millones de dólares anuales en “contribuciones y donaciones” a los patidos políticos.

Este
soborno encubierto también se practica a nivel mundial de cara al cuerpo médico.

Y aunque el que escribe estas líneas no es ni científico ni médico y, por lo tanto, carece de autoridad en la materia, mucho menos para poner en entredicho un artículo de The Lancet; ha visto con sus propios ojos cómo visitadores comerciales, contratados por las casas farmacéuticas obsequiaban a médicos con invitaciones a restaurantes de gourmet bien regadas con vinos de crianza, obsequios de lujo e incluso a disfrutar de los servicios sexuales de alguna prostituta.

El que ha escrito esto sabe del esfuerzo que han hecho las grandes farmacéuticas para evitar que los tratamientos estén al alcance del Tercer Mundo; también sabe de la existencia de armas biológicas terribles y se pregunta quién está detrás de ellas así como, al tener conocimiento de la noticia sobre la que versa este artículo, no deja de preguntarse:

¿Por qué el equipo investigador de Cardiff no refiere su trabajo sobre el principio activo ácido acetil salicílico y lo hace sobre el nombre comercial Aspirina?

Un saludo






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